Hoy sé -me lo ha ido enseñando mi propia escritura- que la poesía es una manera de reflexionar, de pensar sobre la vida y nuestra vida, por lo tanto, es la manera de construirnos como personas. La poesía me ha servido para preguntarme por todos los misterios, alegrías y dolores de la vida. Me gusta decir que intento escribir poesía feminista y materialista, en el sentido de que me poesía trata nuestra cotidianidad que está atravesada por la explotación doble en el caso de las mujeres.