La libertad de las mujeres se garantiza con derechos económicos plenos, algo difícil de imaginar en el actual paradigma de la desigualdad y la división sexual del trabajo. Este libro habla de la necesidad de transitar hacia otras economías, prestando atención a la realidad cotidiana y condiciones de vida de las mujeres, reconociendo sus aportaciones frecuentemente obviadas en el relato del pensamiento económico convencional e identificando los mecanismos de desigualdad que persisten en la actual organización social y económica de los tiempos, trabajos y renta. Todo ello se ha hecho más evidente tras estos dos años de pandemia por Covid-19 y la emergencia civilizatoria ante las múltiples crisis que nos atraviesan, por ello, urge pararse a repensar, reordenar prioridades y redefinir el papel de las políticas públicas, su alcance, orientación (re)distributiva y su potencialidad género-transformativa. La autora plantea cincuenta preguntas que, en su conjunto, muestran la necesidad de construir un nuevo pensamiento y prácticas económicas; en sus respuestas no hay recetas, aunque sí es posible encontrar claves y miradas hacia otro modelo de sociedad, desde la equivalencia humana y la justicia distributiva.