La poesía de Mireia Lleó nos descubre rincones secretos, resguardados del ruido y la prisa de la vida diaria, como ella escribe: «El día a día se me escapa / muere en mis brazos». Los poemas se gestan en un espacio íntimo, donde levanta una realidad hecha de palabras que nos invita a visitar. Y descubrimos una vida que tiene otro ritmo y otra mirada. «Con las palabras miro / lo que no puedo ver». Esa «mirada de agua» transmite una desazón interna que la acecha de pronto en situaciones cotidianas, como la soledad o el paso del tiempo, que llevan a la poeta a transitar entre laberintos buscando respuestas. Pero sobre todo, la poeta se busca y se reivindica a sí misma. En ese mundo de palabras se reencuentra una y otra vez, reflejada en el espejo, o en la persona amada, o en la memoria. Como dice en el poema «Cuerpo de mujer»: «He alumbrado momentos / y claros presagios / y tengo el cuerpo maduro. ¿No lo ves aún?».