La poesía de Aurora Luque es el resultado de una conciencia artística posmoderna y de su necesidad de inventarse una tradición que sepa encarar el vacío con la lucidez del deseo. En cuanto a su recurrencia a los viejos mitos, estamos ante un diálogo con la plenitud que va más allá de los vacíos de la cultura. En un mundo desacralizado, gobernado por el discursos más que por la palabra, debemos ir a buscar la parte de nosotras que permanece en el reino de las sombras.