Oculta entre el denso follaje de la selva de la bahía de Bengala, vive una población única de tigres. A diferencia de sus congéneres del resto del mundo, que evitan a los humanos, estos animales se alimentan de personas, cientos cada año. Hay pueblos en los que no existe una sola mujer que no haya perdido a su marido, su hermano o su hijo devorado por un tigre. Sin embargo, allí el tigre es una figura de adoración: todos respetan a Daksin Ray, el dios tigre, y consideran a estos animales seres sagrados y mágicos.