Muchos de los relatos que aquí se ofrecen proponen miradas de mujeres y niños respecto del mundo familiar y de las relaciones íntimas. Estas miradas desplazadas del centro de la sociedad patriarcal aportan alternativamente escenas de sometimiento o de rebelión, a veces erróneas, otras veces sabias, siempre en estrecha relación con el sentido de la vida y con el sufrimiento de los acontecimientos cotidianos. En una inesperada conjunción de elementos propios de la superstición y la tradición, por un lado, y de la modernidad y de la rebelión, por el otro, los cuentos de Antártida resultan un ojo atento que descubre lo que se mueve debajo de la aparente serenidad de las cosas de la vida cotidiana.